martes, 6 de agosto de 2013

Agricultura, el pecado original del hombre. Parte I.

No voy a hablar de religión. Tampoco voy a intentar encontrar una explicación a por qué el hombre pecó por primera vez, si estaba en su naturaleza o si podría haberlo evitado. No voy a buscar respuestas psicológicas, filosóficas ni mucho menos metafísicas. No estoy seguro siquiera que los porqués de la mente humana sean terreno científico.
Sólo voy a intentar dar un pantallazo descriptivo a aquel momento primordial en el que las cosas empezaron a salir mal.

¿Las cosas salieron mal?

Seguramente puedan advertir que discriminar el devenir de la historia humana como bueno o malo es un poco subjetivo, ¿verdad?
Es probable que sí. De hecho lo es.
Me gustaría hacer las siguientes preguntas: ¿El devenir de la historia de los cánidos, es bueno o malo? ¿El devenir de la historia del ciervo moteado, es bueno o malo? ¿El devenir de la historia de las solanáceas, de las coníferas, de las algas o de los crustáceos o de cualquier otra especie animal o vegetal es bueno o malo?
¿Por qué el ser humano es susceptible de ser analizado bajo una óptica moral y el resto de las especies del planeta Tierra no?
"Es sabido que el ser humano es el único ser civilizado del planeta y que para que los individuos puedan convivir necesitan de pautas ético-morales", alguien me responderá apresuradamente.
¡Eso mismo! Llegamos a una palabra que casi se lee sola, de memoria, de corrido, se cae de la lengua al pronunciar la última letra a de la palabra agricultura: Civilización.

Bueno, de todos modos, si piensan que el mundo está bien -subjetivamente hablando, claro-, pueden detenerse acá mismo y cerrar este blog.
Si por el contrario sienten (mucho más importante que pensar) que hay algo que no cierra, que no cuadra, como si hubiera algo mal con la Matriz (guiño nerd 1), como si hubiera un par de bugs, un par de líneas que saltan siempre en el debugging (guiño nerd 2), pueden seguir adelante.

¿Qué es la Civilización?

Will Durant gusta describirla como "La civilización es un interludio entre glaciaciones”.

Pensemos lo siguiente. Durante casi dos millones y medio de años, las poblaciones humanas nunca superaron los pocos cientos de miles. De hecho, durante la última glaciación, hace unos 40 mil años, estuvimos al borde de la extinción, con un número calculado de apenas un par de miles de individuos. Durante este tiempo, el hombre vivía de la caza y la recolección y estaba inmerso en un marco totalmente regulado por el orden natural, en equilibrio ecológico con el resto de las especies del planeta.
Era un fluir armonioso en el que no tomaba más de lo que necesitaba y en el que, aunque estuviera en el último eslabón de la cadena alimentaria, estaba incluido en ella y no alienado de ella.
Cuando los hielos se apartaron, hace unos 11 mil años, dando lugar a la finalización de la última glaciación, surgieron las grandes planicies fértiles.
En este punto, el hombre tuvo dos caminos:
1. Ir tras las manadas de grandes herbívoros.
2. Quedarse en las nuevas tierras y cultivarlas.
Aquí la humanidad se escindió y el régimen fue mixto por muchos miles de años. Las primeras poblaciones en cultivar la tierra se remontan al oriente medio.
Con el correr de los milenos la tendencia por la agricultura se fue expandiendo globalmente.
Aquí les dejo un link un poco más detallado sobre el tema.

Es crucial entender que esta revolución agrícola le dio al hombre las bases fundamentales donde descansa la Civilización.
Gracias a ella, dejó de vivir en pequeños grupos nómades de unas pocas decenas de individuos, se estableció en sectores determinados por la fertilidad de la tierra y la afluencia de lechos fluviales, dejó de utilizar las armas que solía usar para cazar y las empezó a utilizar para defender su parcela de tierra de otros individuos de su especie sometiendo así a su prójimo bajo el lema "Si querés algo de ésta tierra, mi tierra, trabajála para mi y yo te voy a dar algo a cambio".
Esta noción no es más ni menos que el surgimiento del contrato social, el empleador y el empleado, y en definitiva, de las clases sociales.
Y las cosechas (commodities, que no se echan a perder como la carne de caza y que por lo tanto se puede especular con su valor a futuro) no son otra cosa que la base del capitalismo.
Sí, resulta que toda esta inmensa bola de mierda es más vieja de lo que nos enseñan en la escuela... tan vieja como la civilización misma, tan vieja como la revolución agrícola.

La agricultura, entonces, vino a romper con ese orden natural en el que se incluía al hombre dentro de la cadena alimentaria. Lo extrajo, lo alienó, lo expulsó para siempre del equilibrio natural.

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